Proponemos iniciar un proceso de democracia participativa

10 Noviembre 2012

En la Cumbre Social por un nuevo Chile, se habló de la necesidad de una Asamblea Constituyente y Nueva Constitución, como un primer paso de articulación general de los movimientos ciudadanos y de mejoramiento de la institucionalidad democrática en el país

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Entrevista a Claudio Sule, Coordinador de Municipios del Movimiento por la Asamblea Constituyente.

1.- ¿Cómo sería una Constitución plenamente democrática?

Para nosotros, antes que existan una Constitución, una nación y un Estado, debe existir un territorio y una Comunidad que lo habite. Luego, basados en el principio de autodeterminación, es la Comunidad la dueña genuina del poder constituyente por lo que es ella la llamada a establecer de manera democrática, por la mayoría con respeto de las minorías, un orden que beneficie a todos/as. Sin embargo, también consideramos de la mayor trascendencia la forma en que se debe construir ese orden y en ese sentido hemos propuesto que se debe generar un camino hacia una Asamblea Constituyente, la que a través de delegadas y delegados elegidos, elabore una Carta Magna que sea votada a nivel nacional para su legitimación.

Pero ese camino debe ser con una metodología tal que promueva los mayores consensos posibles, por eso no nos apura el hecho de que la Asamblea Constituyente deba existir de un día para otro. Desde ya, estamos proponiendo iniciar un proceso de democracia participativa en los territorios, para ir instalando lenguajes comunes acerca de las prioridades en las necesidades de sus habitantes y de la forma como enfrentarlos. Partimos de la base que un diagnóstico certero y propuestas de solución compartidas son insumos básicos para elegir a los delegados y delegadas a una Asamblea Constituyente, que asistan con mandatos de las bases y no a improvisar el orden y país que queremos.

2.- ¿Cómo se deberían reformular las relaciones entre lo político y lo social?

La política y el actuar de los políticos debe volver a ser una verdadera representación de las necesidades de la gente y por lo mismo, los diseños de la políticas y programas públicos deben dar respuesta de manera sustentable a las demandas ciudadanas mayoritariamente anheladas.

Nuestra propuesta, que ha quedado claramente vertida en el Pacto Programático Municipal por una Asamblea Constituyente, plantea que el Municipio es un territorio que está antes que el Estado y que debe jugar un rol articulador, para lo cual este debe empezar su planificación a través de procesos de Democracia Participativa o Directa. Para ello hemos propuesto un ciclo de planificación participativa que, desarrollado de manera anual, recoge las prioridades de la gente en sus territorios, estableciendo mandatos de la base y eligiendo a representantes que, en niveles superiores de territorialidad, acuerdan prioridades y políticas de intervención. Estas, compartidas con la autoridad dan origen a las políticas, programas, planes y presupuestos públicos.

Se trata que las decisiones no radiquen sólo en una pequeña cantidad de electos y funcionarios públicos, sino en construir un sistema que amplía la matriz de toma de decisiones en que, por una parte, la comunidad pone las prioridades y acuerda con la autoridad la manera de intervenirlas, y los representantes las ejecutan, sometidos al control social basado en dichos acuerdos. Se trata de que la relación entre lo social y lo político se construya desde el barrio hacia la municipalidad, hacia La Moneda, y desde el barrio hacia el Parlamento.

3.- ¿Qué rol deben jugar los actores y movimientos sociales para lograr una nueva Constitución que sea legítima y que cuente con adhesión social?

Para llegar al momento en que se lleve a cabo la Asamblea Constituyente, el Movimiento Social es el único agente aglutinador y debe ser el articulador y conductor por excelencia que pueda generar las mayorías que se requieren para que el pueblo chileno se manifieste, en la Cuarta Urna o a través de una consulta ciudadana, por la realización de un proceso de Asamblea Constituyente para dar a Chile una Carta Magna Democrática que represente y beneficie a las mayorías nacionales.

Los partidos políticos deberán sumarse a este esfuerzo, pues hasta ahora, a pesar de que varios de ellos han aprobado en sus Congresos Ideológicos la realización de la Asamblea Constituyente, existen divisiones internas que les han impedido tomar un rol conductor de este proceso.