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Hoy 2 de abril se celebra en el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, declarado por Naciones Unidas en pos de reconocer el aporte y el derecho de las personas con autismo a vivir plenamente en sociedad.

Y tal como lo dice su nombre, este día es de "concientización", porque el autismo es aún un territorio misterioso para muchos, y poco amable para otros. Misterioso porque aún existe poca información pública sobre las y los ciudadanos con autismo. ¿Cuántos son? ¿Qué diagnósticos han tenido? ¿Qué dificultades han debido sortear? La gente ¿qué entiende cuando hablan de autismo?

El autismo es incluso utilizado como un insulto para referirse a alguien antisocial, apático o con dificultades para comunicarse. Al decir la palabra se provoca cierta conmoción que refiere a la posibilidad de una persona que no pueda comunicarse ni expresarse. Pero esta ignorancia solo revela cuanto nos falta por avanzar en una sociedad más abierta a un nuevo concepto: la neurodiversidad.

Los cerebros atípicos de quienes viven dentro del Espectro Autista perciben y procesan los estímulos del mundo de otra forma. Desde el Asperger hasta el Sindrome de Rett, las personas TEA (Trastorno Espectro Autista) suelen sentir los sonidos más intensos, tener el tacto más sensible, una visión agudizada y una capacidad mental que no sigue los ritmos "típicos" de la mayoría. Son cerebros que funcionan de otra manera, pero que funcionan y se expresan, a pesar del mundo hostil donde la dictadura de la “normalidad” les hace sentir que no calzan.

Y ese es el mayor desafío para quienes construimos sociedad. Aprender a valorar y darle espacio a esa diferencia. Una diferencia que habla de lo simple, de lo directo, de lo honesto. Donde no hay doble sentido, donde hay necesidad de calma. De usar nuevos lenguajes como los pictogramas, de capacidades de memoria que son prodigiosas. De temples convencidos y apasionados como el de Greta Thunberg, la niña sueca que tiene a sus pares movilizados en los #FridayForFuture y a los líderes mundiales cuestionados por su rol ante el Cambio Climático, con discursos que apelan a esa capacidad honesta y sin eufemismos que usan quienes viven en el Espectro.

Cuesta pensarlo como un "trastorno" o enfermedad cuando muchos no buscan una "cura" o "solución", sino simplemente adaptarse a un mundo poco amable y empático. Se estima que son 1 de cada 70 humanos, por lo que siempre hay alguien viviendo en el Espectro cerca de nosotros. Es imposible siquiera imaginar que todos los cerebros funcionaramos igual, por lo que la neurodiversidad nos debería parecer lógica, y por ende la inclusión una necesidad básica.

Además, pensar la inclusión desde la perspectiva de la diferencia no solo le abre puerta a los autistas sino también a las demás variaciones de ser humano, y por ende a todas las capacidades de aportes diferentes que podemos tener en sociedad. Eso nos hace mejores, eso nos hace más diversos.