Nadie niega que Nicanor Parra sea uno de los grandes poetas chilenos de la actualidad, mérito que comparte con Gonzalo Rojas, Raúl Zurita y Efraín Barquero.
Nicanor Parra fue, en los años cincuenta, al igual que muchos intelectuales de ese período, un hombre de ideas ácratas, pero sin la vitalidad que exigían pensadores libertarios como Errico Malatesta, Sebastian Faure o Francisco Ferrer.
Una década después, tras el triunfo de la Revolución Cubana, su corazón estará puesto en la Nueva Cuba con la esperanza, seguramente, de que allí se iba a construir el Estado Ideal soñado por Julio Antonio Mella; aunque no abrazará el marxismo como los líderes de aquella brusca sacudida histórica: Castro, Guevara, Cienfuegos. A pesar de ello viajará a La Habana a ofrecer recitales de su poesía. También irá a Moscú y a Leningrado.
En 1970 -un año después de ganar el Premio Nacional de Literatura- don Nicanor viaja a Estados Unidos, cuyo gobernante era el archienemigo de Allende: Richard Nixon. Los poetas de la generación beat, gigantescos creadores -y consumidores de drogas y alcohol- lo aplaudirán a rabiar. Y se le considerará un intelectual de izquierda.
Pero el poeta chileno muy luego sorprendió a todos cuando visitó la Casa Blanca y se tomó un tecito con la esposa de Nixon. Tecito que horrorizó al mundo comunista. El gobierno de Nixon había invadido Camboya y "olfateaba" a los marxistas tercermundistas.

Allí Cuba lo vetó. Y aunque el bardo apeló a ello, Cuba no hizo otra cosa que señalar lo siguiente: "Ya que usted apela a la justicia revolucionaria, como revolucionarios condenamos su confianza en el imperialismo". En nuestro país la SECH se molestó y allí lo calificaron de "gusano", "bellaco", etc., etc.
Nicanor Parra vio, además, como Neruda se alejó definitiva-mente de él. Cuando el poeta mayor de Chile falleció; su esposa, Matilde Urrutia, impidió que Parra entrara a su velorio.
Al tomarse el poder Augusto Pinochet y los otros tres, a don Nicanor se le mantuvo en la U. de Chile y se le ofreció un cargo directivo, el que aceptó. Ante esta actitud gran parte de su familia se distanció de él.
Más tarde renunció a la Universidad y vivió una especie de autoexilio en sus casas de La Reina y Las Cruces.
Fue Raúl Zurita -amigo predilecto de Parra y quizás el mejor poeta chileno de los últimos treinta años- quien dejó plantea-da una oculta verdad: Nicanor Parra fue Anti-Unidad Popular y Anti-Allende.
En 1996 Parra reconoce ante un grupo de amigos que había estado de acuerdo con la intervención militar... pero no con los atropellos a los Derechos Humanos cometidos después.
Esa fue la posición de don Nicanor quien, para el desaparecido gran novelista Roberto Bolaño, era "el más grande poeta vivo en lengua española".
Hoy Nicanor Parra vive su apacible vida. El que fuera profesor de Física de la Universidad de Chile descansa en una u otra de sus casas. Ya está viejo. Tiene 93 años. Y ha entrado a la historia literaria de Chile por la majestuosidad de su obra poética.
Su adhesión a la dictadura no es la única de un hombre destacado en la literatura chilena; un hombre que, habiendo tenido ideas de izquierda, terminó "comprendiendo" a los militares golpistas. Lo mismo pasó con otros dos grandes poetas chilenos: Julio Barrenechea y Braulio Arenas. Cuando jóvenes estuvieron en posiciones políticas de avanzada. Barrenechea encabezó -siendo socialista y presidente de los estudiantes de la Universidad de Chile- las protestas que llevaron a la caída de la dictadura de Ibáñez (primer gobierno); sin embargo, décadas después, admiró la dictadura de Pinochet. Arenas, por su parte, terminó homenajeando a las Fuerzas Armadas que "habían liberado a Chile del marxismo".
Ya lo dijimos: Nicanor Parra hoy vive una vida apacible. Al menos fue honesto: señaló lo que había pensado sobre el Golpe Militar de 1973.
Que cada cual saque sus conclusiones... que cada cual haga sus comentarios.